P. Juan Carlos Ortega

19 Predicaciones

El Instituto Pontificio CLAUNE ofrece estos Ejercicios Espirituales predicados por el Padre Juan Carlos Ortega, L.C., dirigidos a las comunidades de Vida Contemplativas.

01 – Introducción a los ejercicios

Nos ponemos ante el Señor, nuestro Esposo, al inicio de los ejercicios para preguntarle cuáles son sus deseos para estos días de intimidad amorosa entre nuestro corazón

02 – Dios es amor

Lo primero que nos hace ver el Señor es que Él es Amor y que siempre seremos amados por Él indistintamente de nuestros méritos y acciones.

03 – Somos imagen del amor de Dios

Es tal el amor de Dios que nos ha creado semejantes a Él. Capaces de amarlo con amor esponsal; de amar a los demás, hijos suyos, con amor materno y paterno; y de amar con amor filial y confiado a Dios mismo, nuestro Padre.

04.- El amor de Dios (La Encarnación)

El amor de Dios, además de ser eterno y total, es concreto y humano. De ahí que el extremo del amor divino ha sido el hacerse hombre para asumir toda nuestra vida humana y compartirnos toda su vida divina.

05.- El amor de la creatura (Adán y el hijo pródigo)El amor de Dios

Al amor de Dios responde el amor humano propio de nuestra realidad de creatura y de hijo en el Espíritu. Por ello, nuestro amor es real y sincero, pero deficiente e imperfecto

06.- El pecado del amor (Pedro)

El amor de Dios, además de ser eterno y total, es concreto y humano. De ahí que el extremo del amor divino ha sido el hacerse hombre para asumir toda nuestra vida humana y compartirnos toda su vida divina.

07.- Amor arrepentido y misericordioso (Pedro)

El amor de Dios, además de ser eterno y total, es concreto y humano. De ahí que el extremo del amor divino ha sido el hacerse hombre para asumir toda nuestra vida humana y compartirnos toda su vida divina.

08.- Las dos banderas (Bienaventuranzas)

Nuestra consagración va más allá de una respuesta a una llamada divina. Más bien es una opción personal, llena de amor, por el Señor. Hemos optado por Dios. Hemos optado por vivir como vivió Dios hombre, es decir, las bienaventuranzas.

09.- Los tres binarios (El sembrador)

Nuestra vida consagrada y contemplativa es el terreno en el que Dios siembra constantemente su gracia y que produce fruto, a pesar de las dificultades y adversidades.

10.- Belén

Contemplemos ahora las virtudes que nos ofrece el evangelio con el deseo de asumirlas en nuestra vida. Belén nos ofrece la pequeñez de su portal, la fidelidad de José y el amor lleno de afecto de María.

11.- Nazaret

La comunidad permite muchos momentos de vida oculta. Contemplemos con el Señor cómo es esa porción de nuestra vida, oculta a los demás y solamente conocida por Dios y por nosotros mismos.

12.- La amistad con Jesús (Marta y María)

La amistad con Jesús (Marta y María)Contemplando a los grandes amigos de Jesús –Marta, María y Lázaro– enriquezcamos nuestra amistad con Dios, para que crezca en autenticidad y fe.

13.- Confianza (Pesca milagrosa)

La virtud de la confianza teologal bien puede ser considerada como el culmen de la relación humana con Dios. Contemplemos a los apóstoles en su vida cotidiana, con sus fracasos y éxitos, para crecer en esta virtud cristiana.

14.- Getsemaní

Jesús, siendo Dios, fue perfecto hombre. Y como hombre experimentó nuestras debilidades sin sobrepasar el límite del pecado. Contemplemos la oración en el huerto para comprender nuestra debilidad creatural y adherirnos al plan divino.

15.- La pasión

Esta contemplación es una invitación a descubrir el amor de Cristo hacia las personas que le maltratan, traicionan, o rechazan para intentar vivir también nosotros como él.

16.- Jesús muere en la cruz

Los momentos de la agonía de Cristo en la cruz, describen con tanta claridad la realidad de la vida espiritual, de la relación de amor entre Dios y el alma. Más que contemplar la muerte de Jesús, descubramos el amor de Dios por nosotros.

17.- Fe en el Resucitado (Magdalena y apóstoles)

Nuestra vida cristiana y de consagración contemplativa se funda en una relación con el Resucitado. Una relación que se debe vivir en la fe, como lo hicieron María de Magdala y los apóstoles. Como ellos, debemos descubrir la presencia de Cristo en la oscuridad de la tristeza y el temor.

18.- Confianza en el Resucitado (Emaús)

Cuando la esperanza flaquea, como ocurrió a los discípulos de Emaús, la reflexión de las escrituras, la actitud de apertura al Señor y la Eucaristía ayudan a recuperar la confianza en la relación con el Resucitado.

19.- Amor al Resucitado (Pedro)

Principalmente la relación con el Resucitado es una relación de amor. El amor de Dios que permanece siempre y nunca decrece y el pobre amor humano, del que no hay que dudar, pero reconoce la necesidad de la misericordia divina.