Madres Salesas de Valladolid

Madres Salesas de Valladolid

María Manuela Peguera y Pedrolo, baronesa de Rocafort,  quiso fundar a mediados del siglo XIX en Barcelona un convento de la Orden de la Visitación. No lo consiguió, y el canónigo de la Catedral de Valladolid, José Rubio, la ofreció que la realizara en Valladolid, lo cual aceptó, consiguiendo  las autorizaciones pertinentes.

En diciembre de 1860 llegaron las religiosas a Valladolid, instalándose en el Monasterio de Santa Clara.

El 23 de abril de 1862 se trasladaron a la calle Santiago, al Monasterio de las Comendadoras de Santa Cruz, lugar que conocemos hoy como Las Francesas, siéndoles donado el edificio oficialmente por la reina Isabel II.

En 1868, la revolución destronó a la reina y dejo sin efecto la donación, teniéndose que trasladar al Monasterio de las Huelgas Reales hasta el año siguiente en que volvieron al edificio de la calle Santiago.

Vendieron el edificio a las Dominicas Francesas, y construyeron uno nuevo en el Prado de la Magdalena, donde trasladaron en 1886. Pero este edificio tenía muchas humedades debido al paso de la Esgueva, y por ello adquirieron, el 25 de septiembre de 1888, el Palacio de Los Mudarra en la actual calle Juan Mambrilla. Las religiosas se trasladaron al nuevo emplazamiento el 22 de mayo de 1889.

Este palacio  fue edificado para el deán de la catedral de Palencia, Antonio de Mudarra, en 1550 pertenecía a Diego de Mudarra, y cuando fue adquirido por la comunidad a Clotilde Arellano y Orduña.

La fachada es de piedra de sillería. La portada es de arco de medio punto, con pilastras corintias a los lados, que sostienen el entablamiento que está rematado con flameros. Sobre ella está el balcón.

En el interior, zaguán rectangular con salida al claustro. El claustro es de dos pisos construidos con piedra labrada, tiene cinco arcos en cada lado, con columnas lisas con capitel jónico.

El 22 de noviembre de 1907, el ayuntamiento concede licencia para realizar la ampliación del convento en las calles Juan Mambrilla y Colón. El proyecto de las nuevas dependencias y de la iglesia lo realiza el arquitecto Teodosio de Torres. Se trata de un edificio de dos pisos construido en ladrillo sobre zócalo de piedra.

La iglesia es de una sola nave, con coro alto a los pies.

En la iglesia se pueden admirar: un retablo de Esteban Jordán con un altorrelieve del Nacimiento, una escultura de San Francisco de Sales de Pedro de Avila y una gran tabla flamenca representando el Calvario.

 

 

Texto y fotos cedido por:https://www.valladolidweb.es/valladolid/imagesmagvall/069.htm

Hermanas Dominicas de Olmedo, Valladolid

Hermanas Dominicas de Olmedo, Valladolid

Un poco de historia

 

El Monasterio comenzó su andadura el año 1527 cuando la generosa donante Dª Francisca de Zúñiga, viuda del Corregidor de la Villa, decidió dejar su casa y algunos bienes para fundar en ella un Monasterio de la Orden de Santo Domingo, con el título de “Madre de Dios”. En 1528 se cerraba oficialmente la clausura.

 La Villa de Olmedo desde el siglo XV contó con una floreciente Cofradía del Rosario en la Iglesia de San Andrés, que terminó asentándose en el Monasterio. Con  tal motivo la imagen de la Virgen del Rosario que tenían las hermanas en el Coro, fue colocada en un altar de la Iglesia para ser venerada por los fieles. El primer domingo del mes de Octubre, hermosamente engalanados los balcones, era llevada en procesión por las calles de Olmedo. Actualmente se encuentra en el claustro bajo.

En tiempo de la “desamortización” el Monasterio, como otros, recibió un duro golpe. En este momento destaca la figura de Madre Isabel de Garcimartín, Priora, gran mujer, de un espíritu magnífico, como resalta del hecho de que habiendo prohibido el Gobierno la Profesión de Religiosas, se quedase sola en el Monasterio durante dieciocho años, en compañía más tarde de tres novicias, en traje seglar. 

Desafortunadamente en el archivo histórico existe un vacío de tres siglos de los que no tenemos datos. 

La Comunidad se rehízo hacia el año 1868, viniendo después, progresivamente, casi a desaparecer. En la década de los 50 del siglo XX estaba necesitada de ayuda de personal y restauración espiritual. La ayuda fue solicitada –de acuerdo con el Obispo D. Santos Moro- por la entonces seglar propagandista de Acción Católica, Teresa Ortega Pardo, a la Comunidad de Dominicas de Daroca (Zaragoza), que envió tres monjas. Con este hecho, el Monasterio comienza una nueva etapa. Cabe señalar la figura de Madre Teresita Pérez de Iriarte, que vino de Daroca como Priora. Alma encendida en caridad, a quien Dios puso como primera piedra en este edificio espiritual, pero a ella, dado lo prematuro de su muerte, sólo se le concedió ver los inicios de esta restauración.

En los años 60 estuvo al frente del Monasterio como Priora Madre Teresa María de Jesús Ortega Pardo, antes mencionada. Mujer profética, de una rica vida espiritual y con gran espíritu misionero; con ella comenzará su expansión fundacional haciendo eco a la llamada del Concilio Vaticano II a extender la vida contemplativa en países de misión. En vida suya, alentados por ella, fueron fundados los monasterios de Puerto Rico y de Benguela (Angola). Posteriormente su sucesora, Madre Esperanza Bravo, y la Comunidad continuaron las fundaciones de monasterios en Curaçao (Antillas Holandesas), Wanchin (Taiwán), Añatuya (Argentina), Toumi (Camerún), Perón (Corea del Sur), Santorín (Grecia) fundado siglos antes, y KuitoBie (Angola). Este Monasterio en Olmedo y los fundados por él, formamos la Unión Fraterna “Madre de Dios”

 

Cómo es el Monasterio

 

El edificio del Monasterio pertenece a la estructura de las casas señoriales de la época. Está situado frente a la Iglesia mudéjar de San Andrés, dentro de la “Ruta del mudéjar”. A lo largo del tiempo, sucesivas reformas para acomodarlo al uso conventual, como refectorio, dormitorios, iglesia… han hecho posible que en este vetusto edificio haya podido habitar, en algunos años, casi un centenar de monjas y formandas. 

El templo del Monasterio es sencillo, de una sola nave con retablo barroco. Destacan en su hornacina central la imagen de Santo Domingo, atribuido a Roque Muñoz. En el ático destaca una hermosa tabla de la Anunciación de la Virgen, exquisita obra de influencia flamenca, que se puede fechar a principios del siglo XVI.

 

 

Nuestra espiritualidad y misión

 

Las monjas de la Orden de Predicadores nacimos en 1206, cuando nuestro fundador, el santo castellano Domingo de Guzmán, asoció a su “Santa Predicación”, por la oración y la penitencia, a un grupo de mujeres convertidas de la herejía a la fe católica, reunidas en el Monasterio de Santa María de Prulla (Francia) y consagradas solamente a Dios.

Nuestra misión consiste en buscar a Dios en el silencio de la oración, de tal manera que la Palabra de Dios no vuelva e Él vacía, sino que de fruto en quien la escucha. Así, acogiendo la Palabra en la oración y celebrándola en la liturgia, participamos junto con nuestros Hermanos Predicadores en la misión evangelizadora de la Iglesia.“Sin que hablen, sin que pronuncien, a toda la tierra alcanza su pregón.” (Salmo 18,4)

Dedicadas a la alabanza de Dios y a la contemplación de Su belleza, llevamos en el alma los sufrimientos y las ansias de nuestro mundo intercediendo por todos.

Llamadas a vivir en Comunidad con una sola alma y un solo corazón, seguimos más de cerca a Cristo virgen, pobre y obediente; prolongando su vida oculta y  orante.

La Comunidad, junto a la riqueza de la diversidad de edades y nacionalidades, comparte la alegría de la fe y del amor de Dios. La acogida a hermanas de la “Unión Fraterna”, que vienen temporalmente a completar su formación, le aporta juventud y entusiasmo en la vivencia del carisma de Santo Domingo. 

 

 

 

 

Pueden ver el siguiente vídeo de las Hermanas Dominicas con motivo del 800 aniversario de la fundación de la Orden:

Monasterio ”Madre de Dios” – Plaza de San Andrés 15

47410 Olmedo (Valladolid) Tel. 983 60 00 29

MADRES DOMINICAS DE PATERNA

MADRES DOMINICAS DE PATERNA

Orden y carisma

 

Nuestra Comunidad pertenece a la Orden de Predicadores y el nombre del Monasterio es de Santa Catalina de Sena.

Nuestro carisma es Alabar, Bendecir y Predicar el Evangelio de Jesucristo por medio de nuestra vida de oración y penitencia.

 

Fundación de la Comunidad

 

Leemos en el “Libro de la Fundación”: «Cuentan las crónicas que en la histórica Ciudad de Valencia vivían unas piadosas mujeres, llenas de amor de Dios y grandes ansias de perfección. Vestían el pobre sayal dominicano y estaban acogidas a la Orden en calidad de religiosas, comúnmente llamadas «Beatas.» Mas sus santos deseos de mayor entrega y donación a Aquel que es únicamente digno de ser amado, iban creciendo de día en día, de tal modo que se atrevieron a pedir al P. Vicario General de la Provincia de Aragón, fray Jaime (Gaspar) Fayol, perteneciente al Convento de Lérida, les buscase un lugar para «vivir enclaustradas como verdaderas monjas dominicas.»

El P. Fayol acogió esta petición, y con licencia del Arzobispo de Valencia la fundación se llevó a efecto el día 23 Enero del año 1.491, en la capilla del cementerio de judíos convertidos, cedida por el Rey D. Fernando el Católico para la construcción del nuevo Monasterio. El 26 de Junio de 1.492 fue aprobado por el Papa Inocencio VIII.

Nuestro Padre Santo Domingo

 

El día 23 de Enero de 1.491 entraron en clausura las tres monjas fundadoras de la Comunidad: Sor Nicolasa Calatayud, Sor Leonor García y Sor Juana Ponz. A ellas se unieron otras “Beatas” procedentes de Barcelona del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles.

Aceptaron la Regla de San Agustín y las directrices de la Orden de Predicadores, bajo el gobierno de los frailes de la Congregación de Observancia de la Provincia de Aragón. De ahí que, con el permiso del Obispo de Valencia y el visto bueno del Rey y auxiliadas por la Ciudad de Valencia, iniciaron la andadura de lo que será, en muy breve tiempo, el Monasterio de Santa Catalina.

El edificio

 

Del edificio monacal edificado en el S. XVI sabemos que se inició con el trabajo de construcción de las mismas monjas, trabajando durante el día y durante la noche, pues la pobreza era muy grande y las limosnas muy escasas. Al derribar el Monasterio en el año 1.968 se pudo constatar que el Convento era de gran amplitud, notable por su claustro gótico, construido a base de mortero de cal, ladrillo y yeso.

Entrada principal al Monasterio

Historia de la Comunidad

 

Por diversas circunstancias ajenas al querer de la Comunidad, las monjas hemos cambiado en dos ocasiones de ubicación. La arquitectura de dichos Monasterios ha sido según la época, con línea sencilla.

Desde el mismo momento de la fundación del Monasterio de Santa Catalina de Siena de Valencia, como la misma Congregación de Observancia, tiende a irradiar su influjo espiritual y, no sólo irradiar, sino también renovar otros Conventos o Monasterios, y extender su acción hacia otras latitudes o albergar en su interior otras Comunidades Religiosas. Es posible que ésta sea una de las páginas más brillantes de la vida de este Monasterio de Santa Catalina de Valencia.

Nuestro Monasterio fue: «El primer foco de influencia cateriniana en España. Centro de gravitación y de irradiación del movimiento literario Cateriniano: primera hoguera devocional, primer faro de radiales dimensiones luminosas.

El año 1.529 acudieron al Monasterio de Santa Inés de de Zaragoza para ayudar a la Restauración de la Observancia Regular.

En 1.568 acudieron al Monasterio de Nuestra Señora de Monte Sión, Barcelona, para ayudar a la Restauración de la Observancia Regular.

En 1.597 enviadas por el P. Provincial, acudieron a la Comunidad de Santa María Magdalena, en Valencia, para iniciar la Restauración de la Observancia Regular.

En 1.632 junto con monjas de la Comunidad del Monasterio de Santa Fe de Zaragoza, con dos monjas contribuyó a la Fundación del Monasterio de San Pedro Mártir en Benabarre, Huesca.

En 1.644 tres monjas de la Comunidad de Santa Catalina de Sena de Valencia, fueron a fundar a la ciudad de Cáller, Cerdeña, Italia, el Monasterio de Santa Catalina de Sena.

En 1.658 cuatro de la Comunidad de Santa Catalina de Sena de Valencia, fueron a fundar a Palma de Mallorca, el Monasterio de Santa Catalina de Sena.

A lo largo del S. XVIII debido a las contiendas bélicas fue cobijo de Comunidades dominicanas como las de Nuestra Señora de Belén, (Burjasot, Valencia), Xátiva, (Valencia), Santa Rosa (Zaragoza), San José (Calatayud, Zaragoza), San Gregorio Magno (Alcañiz, Zaragoza), Santa Fe, Santa Inés virgen y mártir (Zaragoza), Nuestra Señora de la Esperanza (Zaragoza), Santa María Magdalena (Valencia), Comunidad de Monjas Franciscanas de Ruzafa (Valencia), Agustinas de Santa Tecla (Valencia).

Talla policromada de Santa Catalina de Sena

 

Entre las monjas que destacan por su santidad de vida tenemos a las tres fundadoras: Sor Nicolasa Calatayud, Sor Leonor García y Sor Juana Ponz, que supieron actualizar el mensaje de Santa Catalina de Sena desde la mirada puesta en Dios, Padre de todos, para hacerle presente en la mente de quienes les rodeaban y hacer presente a Dios Padre las necesidades del hombre. Ellas quisieron ser, (y, nosotras, “las catalinas” actuales, queremos) a través de la oración y entrega total de nosotras mismas, hacer brotar, en lo escondido de un surco, la flor de la paz, el fruto de la fraternidad universal, como un canto de adoración al Creador, que todo ama y todo lo merece, que por todos vela. Es el «hablar con Dios o de Dios» de Dios de Domingo de Guzmán.

Según el libro de Defunciones, destacan por su vida virtuosa, además de las tres fundadoras:

  • Sor Gabriela de la Presentación Mires: Se distinguió por su piedad para con Dios, caridad con el prójimo, su espíritu de contemplación, gran austeridad y penitencia.
  • Sor Laura Mercader y Cervellón: Ilustre en sangre y mucho más en la virtud y perpetua observancia de nuestras Constituciones continuando el guardarlas por sesenta años con el mismo tenor de vida y asistencia perpetua a Coro, penitencias y pobreza.
  • Sor María Fenollet: Vivió en religión 52 años, cuatro meses y once días, dejándonos grande ejemplo en su virtud, celo, observancia, asistencia del Coro, vestir lana, y todo lo que mandan nuestra Constituciones. Todo cuanto tenía empleaba en la Comunidad.
  • Sor María Ana Boil: Riquísima en buenas obras y méritos, muy singular en la humildad y resplandeciente en la paciencia, muy amable con todas las monjas.
  • Sor Isidora Cerveró: Vivió en religión 48 años con vida ejemplar siendo muy observante en el cumplimiento de nuestras obligaciones, de mucha oración y retiro, y continua asistencia del Coro y por el deseo de adelantar en el culto divino colaborando así en el canto llano como en la música; y a más de lo que edificaba con su vida fue utilísima para la Comunidad.
  • Sor María Martí: Fue religiosa muy ejemplar, continua oración, observó con su mayor puntualidad las Constituciones. La dotó Dios de tanta igualdad de ánimo que ni siendo Priora y Maestra de Novicias, que lo fue varias veces, jamás se la oyó la voz alterada; con el ejemplo de sus virtudes educó a las novicias y edificó a esta Comunidad. Vivió con paz de espíritu y con ello plácidamente entregó su alma al Señor.
  • Sor Mª Luz Alfonso: Fue muy observante de nuestras sagradas leyes y devotísima del Rosario, que rezaba entero todos los días. A las penas interiores y exteriores con que nuestro Señor quiso probar su fidelidad, durante las cuales ejecutó actos heroicos de humildad, paciencia y fortaleza, añadió ella muchas penitencias y privaciones voluntarias, siendo esto causa, sin duda, de que se quebrantara su salud, ocasionándola una larga y penosa enfermedad que soportó hasta con alegría.

 

Biblioteca del Monasterio

 

Como escritoras, destacan:

  • Sor Julia Ferrer, escribió «Vida de Sor Gabriela de la Presentación, religiosa del Real Convento de Santa Catalina de Sena en la ciudad de Valencia»
  • Sor Josefa María Domingo, escribió sobre «La invasión de los franceses»
  • Destacan también Sor Vicenta Dominga Vendrís, Sor Elena Cortell Pastor, y Sor Vicenta María Pascual García, como cronistas de la Comunidad. Los avatares políticos que afectaron de lleno a la vida, tanto interna como externa del Monasterio, han impedido tener entre nosotras estos preciosos documentos y otras crónicas existentes en ese momento.

 

La Comunidad en la actualidad

 

En la actualidad, la Comunidad se compone de 44 monjas, de las cuales 29 vivimos en el Monasterio de Valencia, y, 15 están ayudando a otras Comunidades.

Con el paso de los años sucedió lo que nunca se pensó que ocurriría. Y es que la Comunidad tuvo que dejar aquel querido Caserón porque el Monasterio podía ser desapropiado por el Ayuntamiento de Valencia, dado lo céntrico de su ubicación.

En primer lugar se trasladó al Monasterio Federal, en espera de la construcción de su nuevo Monasterio en el término Municipal de Paterna: Pista de Ademuz, Km. 7. Este Monasterio fue bendecido, por Mons. García Lahiguera García, Arzobispo de Valencia, el día 29 de Abril de 1.971.

Ecce Homo, anverso y reverso

 

Dios permitió que al Ayuntamiento de Paterna se le ocurriera aprobar un PAI, es decir un “Proyecto de Adecuación Urbanística”, en el terreno que ocupaba nuestro Monasterio. La Comunidad, ayudada, respaldada y asesorada por un equipo excepcional de Arquitectos y Abogados, defendió sus derechos y presentó su proyecto, que fue aprobado por el Ayuntamiento de Paterna. Este proceso, que se inició en el año 2.005, terminó en el año 2.014 con la edificación de un nuevo Monasterio en el mismo terreno que ocupaba antes, pero en una muy disminuida parcela. El traspaso de la Comunidad se hizo el día 13 de Abril del año 2.014. El día 15 del mismo mes el P. Provincial, P. Martín Gelabert, celebraba la Eucaristía, en la que concelebraron cerca de treinta sacerdotes, dominicos y del clero secular, dando con ello comienzo formal a esta nueva etapa de nuestra Comunidad en la que queremos seguir colaborando con Dios en su obra de salvación y redención, actualizando con ello la obra de Santa Catalina, nuestra MADRE, a la que queremos revivir en esta Iglesia del S. XXI.

La Comunidad dedica:

  • Siete horas diarias a la oración coral, eclesial y personal.
  • Para el sustento del «pan de cada día» empleamos cinco horas diarias, trabajando en encuadernación, lavado de ropa a los PP. Dominicos y ropería comunitaria.
  • La tarde la dedicamos preferentemente al estudio personal.
  • Con periodicidad tenemos reuniones comunitarias en las que ponemos en común los temas programados para cada reunión.

 

Las “catalinas” actuales queremos, como nuestras Madres Fundadoras, que en nuestra Comunidad siga respirándose “la Vida de Amor que ellas sembraron.” Es nuestra vida puesta al servicio de Dios, que quiere seguir testimoniando su cercanía actualizando y reflejando la gran misión de Santa Catalina de Siena, nuestra Madre, cuya vida vamos reviviendo durante cinco Siglos de Historia. Las futuras “catalinas” dejarán impresa la herencia espiritual que nosotras les hayamos dejado.

 

Cáliz y Copón traídos al Monasterio de Colombia por San Luis Beltrán.

Clarisas de Allariz (Orense)

Clarisas de Allariz (Orense)

REAL MONASTERIO DE SANTA CLARA ALLARIZ (ORENSE).

 

Orden a la que pertenecen y carisma

Nuestra Orden se denomina «Orden de Santa Clara» o también» Orden de las Hermanas Pobres» y constituye la Segunda Orden Franciscana, consagrada a la vida enteramente contemplativa, profesa la observancia del Evangelio a tenor de la Regla confirmada por Inocencio IV.

Nuestro carisma es vivir el Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, en el cual está enraizada nuestra Regla, que es la buena noticia del misterio de la salvación, es decir, la revelación de Dios uno y trino en el misterio de Cristo, Verbo Encarnado, cuya imagen estamos predestinadas a reproducir.

 

Fundación de la comunidad

Nuestro monasterio fue fundado en el año 1268 por la reina Doña Violante, Reina de Castilla y Le­ón, esposa del Rey Alfonso X «El Sabio», junto con su hijo el Rey don Sancho.

Según dicen las crónicas, para la fundación trajo dos monjas del convento de Santa Clara de Zamora, pues lo que quería la Reina fuera convento, parece ser era un beaterío.

 

Edificio

De la historia del Convento, podemos contar muy poco. Sabemos que fue muy querido por la Reina, ya que quiso y mandó que todo lo de sus capillas pasase al Monasterio. En su testamento manda ser enterrada en él, pidiendo toda clase de castigos sí no ejecutan su deseo.

Sus capillas sí parece ser pasaron al Monasterio, por los hermosos y ricos objetos que dicen la crónica había aquí. Nosotras, por desdicha, no los hemos conocido.

Entrada a escalera principal

Sí tenemos y guardamos dos grandes tesoros: una Cruz de cristal de roca con miniaturas pintadas representando varias escenas de la vida del Señor y con adornos de valiosos esmaltes. Desde luego, una joya única.

Tenemos, además una preciosa imagen de la virgen «ABRIDEIRA», tallada en marfil. ¡Una preciosidad! A simple vista es una pequeña imagen con el Niño sentado en sus rodillas, pero se abren dos partes y queda formado un tríptico con siete preciosas escenas talladas en miniatura de la vida del Señor. Es una joya también única. Obras de relevancia, pocas más tenemos.

El Monasterio no destaca por su arte, sino por su estilo Monumental de grandes dimensiones, según los deseos de una reina. Forma un gran cuadrado, con un patio central que es el más grande de Galicia. En su construcción se mezclan el estilo Gótico y Barroco. Pinturas y esculturas destacadas solamente tenemos las que han ido pintando las Hermanas con cualidades para la pintura; la mayoría son copias.

El Monasterio ha tenido que sufrir muchos avatares, sobre todo la Invasión Francesa. Fue convertido en cuartel arrasando todo lo que encontraban e, incluso, profanaron sepulturas de personas nobles aquí enterradas para quitar las posibles joyas que tuvieran. El archivo se lo llevaron prácticamente entero. Lo que se pudo recuperar está disperso por los Archivos Nacionales de Madrid, Orense y alguno más. Nosotras solamente pudimos conseguir algunas fotocopias.

Escalera principal

Historia de la Comunidad

A lo largo de tantos siglos, únicamente en el tiempo de la invasión Francesa ha tenido que estar el Monasterio deshabitado por las monjas. Una gracia de Dios.

La Comunidad durante los siglos de su existencia ha vivido épocas de mucha vitalidad y también de bastante carestía, no obstante siempre sobrevivió.

Cuando la Desamortización, en que se les prohibió recibir vocaciones, la Comunidad optó por recibir en clausura niñas educandas a las que formaban y educaban para todo, lo cual fue reconocido como una obra social; de esa forma pudieron las Hermanas seguir haciendo su vida de comunidad. Así permanecieron hasta que se normalizó la situación política.

En el año 1957 la Comunidad pasaba por una situación difícil. Hacía unos años se había fraccionado para hacer otra fundación, quedando esta Comunidad muy mermada de personal para llevar la vida comunitaria. Cuando el señor Obispo Mons. ÁNGEL TEMIÑO, recién llegado a la Diócesis vio la situación, se personó en el Monasterio de Cantalapiedra, del que tenía noticias estaba floreciente en vocaciones, para pedirle mandaran algunas hermanas para reforzar esta Comunidad. Enviaron con gran generosidad cinco hermanas, dispuestas a hacer frente a la situación. El Señor bendijo su sacrificio, y, tanto las hermanas que había como las que vinieron, formaron un solo corazón y una sola alma. Levantaron el Monasterio, que lo necesitaba, y, para gozo y satisfacción de todas, también empezaron a florecer las vocaciones.

Nuestra gratitud y unión con nuestras Hermanas de Cantalapiedra sigue aún hoy viva y latente, y seguirá siempre.

Escudo de la Fundación

A lo largo de una historia de siglos ciertamente que han pasado por esta Comunidad, muchas personas importantes, por su santidad sobre todo, y también por su nobleza y aristocracia, mas, como ingresaban precisamente para ocultarse y vivir solamente para el Señor, ni dejaban escritos, ni escribían de ellas. Lo que sabemos de esas hermanas es más bien por tradición. Su santidad la conoceremos plenamente en el Cielo.

 

Trabajo monástico y la Comunidad actual

Los trabajos realizados han sido muy variados: trabajo de punto, confección de camisas de caballero, blusas, y otras variadas prendas, que la Casa para la que trabajábamos nos traía.

Hace ya varios años, trabajamos solamente en bordado a máquina. Empezamos con toda clase de bordados, pero hemos tenido que ir renunciando a otros trabajos para quedar solamente con trabajos de iglesia, porque el personal disminuye y no podemos abarcar todo.

Tenemos también una huerta muy amplia, y también la trabajamos para sustento de la Comunidad.

La Comunidad se compone de 20 hermanas profesas solemnes. Nuestro primer oficio y misión son el culto y la alabanza divina. Tenemos Exposición Solemne del Santísimo desde mediodía hasta la noche, y horas de adoración para estarnos con ÉL… Que es lo más importante para nuestra vida de contemplativas.

 

Hermanas Clarisas.- Campo da Barreira, 14

32660 ALLARIZ (Ourense) T 988 44 07 02-.