Dominicas Sant Cugat. Monasterio Santo Domingo de Guzmán

Dominicas Sant Cugat. Monasterio Santo Domingo de Guzmán

Carisma de la Orden de Predicadores

 

Santo Domingo de Guzmán, nacido en Caleruega, fundó la Orden de Predicadores en el sur de Francia y hoy está extendida por todo el mundo .Sabiendo que la oración sostiene la predicación fundó primero las monjas y después a los frailes.

Tenemos vinculación total con la rama masculina, y nuestra profesión se hace al Maestro de la Orden y a la Priora y sucesoras. En los capítulos generales de los frailes se legisla sobre las monjas también, después de haber solicitado sugerencias de las mismas. Desde el capítulo de Madonna dell´Arco, Italia en 1974, siempre hay algunas monjas invitadas a participar en el mismo, así como en la comisión que modifica las constituciones. Los sistemas electivos de priores/as y demás superiores, en monjas y frailes, son siempre democráticos, por votación libre y secreta. Esto, desde el siglo XIII, es decir, desde la fundación. La primera constitución de U.S.A. se redactó solicitando el primer presidente de EE.UU. un modelo de la constitución dominicana al Maestro de la Orden de aquel momento.

Las monjas Dominicas tienden por su manera de vivir hacia la caridad para con Dios y los hermanos. Son conscientes de que se convierten en verdaderos miembros de Cristo, cuando se consagran totalmente a ganar almas a imitación del Señor Jesús. Han optado por una forma de vida puramente contemplativa vivida en el silencio, la oración, el trabajo y el estudio, junto con la Liturgia de las horas. Separadas del mundo, buscan la Verdad, estudiando con corazón ardiente las Escrituras. Llevan las necesidades de los hombres a Dios y hablan de Dios a los hombres.

También nosotras seguimos un horario laboral. Mientras se trabaja se hace lectura para alimentar el alma y estar informadas de lo que pasa en la Iglesia y en el mundo para llevarlo a la oración.

 

Breve reseña histórica de la comunidad

 

En el año 1461 en Las Caldas de Montbui vivían unas Terciarias de Sonto Domingo y Santa Catalina de Siena. El Papa Sixto IV autorizó el traslado de la Comunidad a Barcelona el año 1482 y en el 1485 recibieron la Iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles como donativo. En el 1487 Fray Joaquín Torriani M.O. admitió a estas hermanas a la vida contemplativa. En el año 1520 las monjas Dominicas se sometieron a la jurisdicción del Obispo de Barcelona. En 1566, se consideró terminado el nuevo templo y se abrió al culto .Llamándose desde entonces Monasterio de Ntra.Sra.de los Ángeles y Pie de la Cruz.

En el siglo XX se trasladaron a la zona de Pedralbes dado que el ensanche de Barcelona afectaba al Monasterio. El 9 de Octubre de 1976 se traslado a Sant Cugat del Vallés donde la comunidad realiza su vida dada a Dios en el silencio y la oración.

 

La unión hace la fuerza: Sant Cugat, Vic, Palma de Mallorca

Dentro de la celebración del VIII centenario de la fundación de las Monjas Dominicas, nació un proyecto que culminó en 2008.

Después de una reunión conjunta de los seis monasterios catalanes de la Orden de Predicadores, el 11 de julio de 2007, para estudiar su situación real en cuanto a posibilidades de personal, perspectivas vocacionales y forma en que podían vivir coherentemente su vocación contemplativa, llegamos a la conclusión de que debíamos tomar iniciativas para vivir nuestra vida en la forma más coincidente con el proyecto de santo Domingo de Guzmán cuando nos pensó en 1206.

Una de las conclusiones a se llegó con las valiosas aportaciones de todas y, tras las deliberaciones de nuestra Federación de la Inmaculada, fue la de unirnos las comunidades de Sant Cugat del Vallés, Vic y Palma de Mallorca, de forma que llegáramos a ser una unidad sin prevalencia de ninguna de las tres. Es decir, unir personal, elementos materiales y elección de lugar para vivir, una vez ya desprendidas de nuestras antiguas comunidades titulares, e iniciar una nueva fundación, según el proceso canónico de las fundaciones.

 

Sin pausa y sin prisa, todo se fue realizando, a pesar de la complejidad del proyecto que no tenía precedentes jurídicos, pero el excelente asesoramiento y competencia de quienes realizaban los trámites, culminó en la aprobación de la Santa Sede en mayo de 2008. A partir de ese momento nuestros monasterios de origen dejaban de existir y se iniciaba la andadura histórica de uno nuevo, el de Sant Domènec de Guzmán, en Sant Cugat del Vallés, Barcelona, que fue el elegido por todas, dada su modernidad, funcionalidad, situación ambiental y facilidad de reformas geriátricas en las celdas ya existentes.

Entonces comenzó el proceso más difícil de llevar a cabo. Dado que la media de edad de las 25 que íbamos a reunirnos no era baja, el esfuerzo era alto. Había momentos de desfallecimiento, pero algo en nuestro interior nos daba alas para sobrevolar todas las dificultades y llegar a la meta propuesta. Especialmente las ceremonias presididas por cada obispo en cada diócesis para la supresión del Monasterio suponían un fuerte impacto emotivo. Monasterios de más de 500 y 400 años de existencia, morían, en forma solemne, sí, y ante cantidad de fieles que estimaban y valoraban a las comunidades que se iban, y veían poner punto final a lo que siglos atrás tuvo la ilusión de una fundación nueva. Incluso se daba el hecho de que el monasterio de Mare de Déu dels Angels, en Barcelona (que luego se trasladó a Sant Cugat) había fundado el de Vic, dándoles un buen grupo de monjas, que eran parte de su vida floreciente, y ahora se unían los dos, muriendo ambos para , con el de Palma, tener más vida. El eterno misterio muerte-vida, sigue y seguirá dándose.

Terminamos con la persuasión de que la vocación religiosa contemplativa es algo tan querido por Dios que solo así puede explicarse que durante siglos, llenos de altibajos de florecimiento y crisis, Él vaya suscitando procedimientos que hagan permanecer al sector orante en la Iglesia.

La comunidad en la actualidad

 

En la actualidad intentamos vivir dándole gracias y gloria, que será el quehacer de la eternidad, e inmolando nuestra vida en intercesión y trabajo que pueda beneficiar a todos los humanos.

Intentamos cubrir nuestras necesidades con el trabajo de encuadernación y con una casa de retiro que es parte del convento y del bosque de pinos, debidamente independizados, en el que se reúnen abundantes grupos durante todo el año. Las Eucaristías diarias son muy concurridas y participadas.

Los domingos, buena parte del año hay otra Eucaristía a las 10,30 que el canal 2 de TVE, conectada a esa hora con TV 3 catalana, ofrece a todos los impedidos de poder asistir presencialmente en los lugares de culto a las Misas de los días de fiesta. Las monjas solo somos presencia silenciosa, pero facilitamos el contacto con Dios de muchos miles de personas, que van en aumento domingo tras domingo, muchas de las cuales no podrían asistir por falta de movilidad.

 

 

 

 

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Monjas Jerónimas de Cáceres

Monjas Jerónimas de Cáceres

En Cáceres tierra de conquistadores en la parte más bella e histórica de la ciudad existe entre sus muros antiguos un Monasterio de la Orden de “Monjas de San Jerónimo de España y se comparte vida “de oración, silencio y trabajo“, en frase de la Madre Cristina de Arteaga y Falguera (en proceso de beatificación), fundadora de este pequeño redil.

La comunidad pertenece a la Orden de San Jerónimo; y su carisma, “la Divina Alabanza”

La comunidad se constituyó Monasterio en 1977 y depende la Santa Sede a través del obispo de Cáceres, El Titular es Monasterio de Santa María de Jesús.

 

Personas y circunstancias reseñables de la fundación.

El Ilustrísimo Caballero D. Marcial Higuero (que tanto ayudó a S.E. el Cardenal Pedro Segura cuando este fue obispo de Cáceres), D. Alfonso Díaz de Bustamante, alcalde de la ciudad, y el conde de Canillejas, acudieron con Madre Cristina de la Cruz a pedir al señor obispo Mons. Manuel Llopis e Ivorra el inmueble en ruinas de la antigua Enfermería de San Antonio, que hasta 1.960 fue colegio de las Carmelitas de la Caridad.

La comunidad

La comunidad, desde 1977 Monasterio de Santa María de Jesús, la componen 11 hermanas: 3 españolas, 4 keniatas y 4 indias, vivimos una vida austera de Silencio, Oración, Estudio de Sagrada Escritura y Trabajo.

Nuestro trabajo monástico consiste principalmente en elaborar dulces navideños y cacereños.

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Monjas Trinitarias de San Clemente, Cuenca

Monjas Trinitarias de San Clemente, Cuenca

Orden a la que pertenecen y su carisma

Nuestro Monasterio pertenece a la Orden de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos. Nuestro carisma es la gloria y adoración al Misterio Trinitario y la redención de los cautivos, especialmente de las nuevas cautividades. En el Directorio General de la Orden figura este proyecto de vida: “…queremos ejercer con toda nuestra vida un auténtico apostolado redentor en el mundo, cooperando, desde nuestra vida de oración y de cotidiano holocausto, para que la edificación de la ciudad terrena se funde siempre en el Señor”.

 

Fundación de la comunidad

La comunidad la fundó el año 1588 un hijo del pueblo, canónigo de la catedral de Salamanca, Don Francisco Sánchez, que cedió unas casas que había heredado de sus padres. Ese fue el inicio del Monasterio actual con el título de la Santísima Trinidad. Las primeras monjas fueron siete monjas jóvenes que vinieron del monasterio de Villoruela, pueblo cercano a Salamanca, donde residía nuestro Fundador.

Como el Fundador era de San Clemente, rápidamente entraron a formar parte de la comunidad varias jóvenes del pueblo y de la familia Sánchez. Tanto entre las primeras Hermanas de la fundación como después, hubo muchas monjas santas, pero, ocupadas en su propia santificación y en cooperar en la santificación de las demás, no dejaron apenas escritos. Es destacable que, al año de la fundación, ya formaban parte de la comunidad 80 religiosas.

Edificio y sus características destacables

Aunque el convento es alegre y muy sano, con ventanales grandes en todas las habitaciones, nada tiene digno de destacar en lo que se refiere a riqueza o arte.

 

Historia breve de la Comunidad

A los pocos años de su fundación, la comunidad tuvo la primera visita reglamentaria, realizada precisamente por el Prior del convento trinitario de Cuenca, Fray Simón de Rojas, que en 1988 fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II. San Simón de Rojas visitó, al menos, en otras dos ocasiones la comunidad de San Clemente en calidad de Visitador y Provincial de la Provincia trinitaria de Castilla.

La comunidad trinitaria de San Clemente ha dado muestras de una gran vitalidad a lo largo de su historia. Lo muestra el gran número de monjas que han pasado por el monasterio y el hecho de que se extendió con las fundaciones de La Roda (Albacete) y de Cálig (Castellón) y reforzó la comunidad-madre de Villoruela (Salamanca).

No le han faltado pruebas de gran calado, como las sufridas en el XIX, a consecuencia de las leyes de desamortización y supresión de conventos, y en el trienio 1936-39 durante la guerra civil española. En ambos casos fue muy intenso el sufrimiento de verse obligadas a salir de su monasterio e iniciar un camino de calvario; pero sobreabundó la alegría de poder volver a reunirse la comunidad con la riqueza de una experiencia de la protección amorosa de Dios, que fructificó en fidelidad gozosa.

 

La Comunidad en la actualidad

En la actualidad la comunidad la componemos 10 monjas, cinco españolas, una india y cuatro de Madagascar. Las cinco últimas son las más jóvenes.

 

Trabajo monástico que realizamos

Nos dedicamos al bordado en blando y oro y también hacemos zurcidos, aunque actualmente tenemos trabajo tan solo para encargos muy puntuales. También hacemos sillitas para niños y tienen mucha aceptación. Ocasionalmente también hacemos dulces. Lo que deseamos y necesitamos es un trabajo que ocupe habitualmente a la comunidad.

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MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN (LAS DUEÑAS) DE SALAMANCA  DOMINICAS CONTEMPLATIVAS

MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN (LAS DUEÑAS) DE SALAMANCA DOMINICAS CONTEMPLATIVAS

El Monasterio de Santa María de las Dueñas, como es llamado vulgarmente, fue fundado en 1419 por Doña Juana Rodríguez de Monroy, esposa de Don Juan Sánchez Sevillano, Contador Mayor del Rey D. Juan II de Castilla, que hizo donación de su palacio y otras construcciones contiguas para convertirlos en un Convento de la Orden de Santo Domingo de Guzmán.

Aunque se ha creído que gobernaba la Diócesis salmantina Fr. Alonso de Cusanza, según fuentes fidedignas, el apellido no es correcto ya que la Bula fundacional no lo cita sino que sólo dice: Don Alfón, por la gracia de Dios…. etc. (Alfón es el mismo nombre de Alonso). Según los historiadores, el que se apellidó Cusanza nunca fue obispo de Salamanca. Lo cierto es que el Obispo de esta ciudad, Fr. Alonso, fraile de la Orden dominicana, es quien da permiso para la fundación, el 6 de noviembre del citado año 1419, dando licencia a Fr. Pedro de Santa María O. P. Vicario Provincial de la Provincia de Castilla, y a Doña Aldonza Manuel, Priora del Monasterio dominicano de Medina del Campo, para que tomen posesión de los edificios, a los que denomina por primera vez, Monasterio de Santa María de la Consolación, de las Dueñas.

Desde esa lejana fecha que pronto conmemorará el sexto centenario, nunca han faltado en este lugar monjas contemplativas que con su oración y vida retirada, llevan ante el Señor los problemas y los logros de todos los hermanos.

 

Otra noble Señora de Salamanca llamada Doña Ana de Paz legó su hacienda al Monasterio y junto con donaciones de diversos bienhechores, se pudo construir hacia el año 1530, el bellísimo claustro plateresco que es una de las mayores joyas de la ciudad y la iglesia de estilo gótico con bóvedas de crucería.

El exterior de la iglesia ostenta claramente las características del renacimiento aunque con tendencia bien marcada al plateresco. Por la finura y delicadeza de sus detalles, bien pudiera pertenecer a Juan de Álava.

 

 

EL CLAUSTRO

En el centro del edificio monástico, se halla el claustro plateresco, polígono irregular de cinco lados con dos galerías superpuestas que según se cree, debe su factura a los tallistas de Rodrigo Gil de Hontañón. El estado de conservación es óptimo y su singular belleza sorprende a los visitantes que a ciertas horas del día pueden acceder a él.

 

La planta inferior está formada por esbeltas columnas que sostienen arcos de medio punto rebajados. Los capiteles son más sobrios que los de la galería superior pero muy en consonancia con el estilo ágil y elegante del conjunto. En la parte exterior , se pueden apreciar intercalados entre los arcos, 23 bellos medallones de bustos humanos con una expresividad extraordinaria.

Las galerías de la parte superior, vistas en conjunto de una forma general, se transforman en delicado encaje por el que se filtra la luz. Desde el corredor que mira al poniente, se percibe la catedral irguiéndose majestuosa en el azul del claro cielo castellano. Estas galerías altas son arquitrabadas, de doble fila de columnas que las de la parte baja y con una exuberancia sin par en los capiteles. Las figuras presentan una gran variedad de motivos y son tan numerosas que unos capiteles se aproximan enormemente a los otros , dando la impresión de falsos arcos. Tanto en la parte interior como en la exterior, corre un friso profusamente engalanado con flores, medallones y escudos de la Orden Dominicana.

Reproducimos, como muestra, algunas de las figuras sin omitir los medallones que representan la Anunciación y que situados en el ángulo sureste, nos ofrecen los bustos de la Virgen y el Arcángel Gabriel mirándose como en un diálogo sublime. En el capitel más próximo se halla representado el demonio o ángel caído por la
aceptación de la Virgen, por el sí, que la convirtió en la Madre de Dios.

 

 

Demonio

En la sala que da acceso a la esta parte alta del claustro se halla un pequeño museo con piezas interesantes y hermosos cuadros de pinturas valiosas.

COMUNIDAD

Respecto a la comunidad que habita este Monasterio, hemos de decir que siempre ha sido numerosa. Incluso ahora, época de escasez vocacional, está formada por 31 hermanas, debido a dos fusiones, una realizada en el año 2003, con las monjas de Lejona (Bilbao) y la otra en el año 2013 con las de Santa Catalina de Valladolid.

El trabajo principal es el de la repostería.

La atención espiritual es óptima por estar el Monasterio enclavado enfrente del Convento de los Dominicos de San Esteban que siempre ha sido un faro de luz en la Iglesia.

En cuanto a hermanas fallecidas en olor de santidad, tenemos entre nosotras los restos de Sor Teresa Chikaba, que perteneció al convento de Santa María Magdalena vulgarmente llamado de la Penitencia, demolido por los franceses en 1810. Al tener que abandonar este convento, las monjas que lo habitaban vinieron al nuestro donde fueron acogidas con agrado y cariño, trayendo consigo, como veneradas reliquias, los restos mortales de Sor Teresa llamada cariñosamente la Negrita por ser africana y de raza negra. La vida de esta hermana es un tejido de heroísmo y santidad. Su Proceso Diocesano de Canonización fue clausurado el año 2003 y se halla en Roma a la espera de que la Iglesia reconozca esta santidad que el pueblo proclama.

 

 

Sor Teresa Chikaba

En la parte alta del claustro se encuentra una pequeña habitación con los recuerdos de esta singular hermana. Y su sepulcro en el muro que se halla a la entrada del coro, en la planta baja, ostenta esta inscripción:
Sor Teresa Chikaba, hija del Rey de la Mina Baja del Oro De Guinea 1676 -1748

(Lo de hija del Rey, según nuestro concepto occidental, equivale en África a Jefe de tribu) Sor Teresa fue capturada por los negreros y traída a España como esclava, cuando contaba unos 10 años.

 

 

 

 

 

 

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Hermanas Clarisas de Salamanca

Hermanas Clarisas de Salamanca

1.- Orden a la que pertenecen y Carisma

            Pertenecemos  a la Orden de Santa Clara y nuestro Carisma se expresa sencillamente en MINORIDAD y POBREZA

 

2.- Fundación de la Comunidad

             Hacia el año 1230, Doña Urraca y otras mujeres salmantinas practicaban vida religiosa en común en una pequeña ermita llamada de Santa María. Hasta Salamanca llegaron noticias de la vida de Clara y de sus hermanas del Monasterio de San Damián de Asís. Cuenta la historia que algunas de las reunidas en torno a la ermita de Santa María viajaron a Asís para conocer de forma la forma de vida de las “damianitas”. Al regresar, traían la Regla escrita por Clara y dos corporales confeccionados por ella misma, que se conservan en el Monasterio.

3.- Historia breve de la comunidad

             La conversión del Beaterio en Monasterio de la Orden de San Damián debió realizarse hacia 1238, según se deduce de una Bula del papa Gregorio IX, fechada en ese año, que se conserva en el archivo. Fallecida Clara, el Monasterio recibió el nombre de Santa Clara

 

4.- Edificio

             La inicial pobreza de la comunidad fue sustituida por un amplio patrimonio donado por reyes y nobles. Durante los siglos XVII y XVIII se realizaron ampliaciones y grandes restauraciones del Monasterio. Llama poderosamente la atención la iglesia con su precioso retablo.

Posee un importante museo abierto al público con visita guiada. El año 1989, la reina Doña Sofía presidió la entrega del premio “Europa Nostra” por las importantes obras de restauración llevadas a cabo en los frescos y en el primitivo artesonado pertenecientes a los siglos XIII y XVII. Todo se realizó gracias a la ayuda de la Junta de Castilla y León, ya que la comunidad por sí sola no disponía de medios para hacer esa magnífica obra. Y aún hoy  sigue colaborando. Desde esas intervenciones institucionales, ha habido varias donaciones que han posibilitado aumentar el recorrido disponible para los visitantes.

5.- La Comunidad actualmente

             La comunidad está compuesta por hermanas que, desde su silencio, trabajo y oración, procuran ser testimonio con la vida de que Cristo vive entre nosotras.

 

6.- Trabajo monástico

             Elaboración de formas para las parroquias de la capital y pueblos de la diócesis, además del levado de ropa para la parroquia a la que pertenecemos.

 

7.-Localización

C/ Lucero, nº 2.- 31001 Salamanca. Tf. 923 26 96 23)

 

Fuente de las imágenes: Hermanas Clarisas de Salamanca

 

Monasterio de la Purísima Concepción de Úbeda (Jaén), de Carmelitas Descalzas

Monasterio de la Purísima Concepción de Úbeda (Jaén), de Carmelitas Descalzas

1.- Fundación de la Comunidad

           San Juan de la Cruz falleció en Úbeda el 14 de diciembre de 1591. Por entonces, sólo existía en la ciudad convento carmelita masculino. El suprior del mismo, Fray Fernando de la Madre de Dios, prior en 1595, quiso promover una fundación de la rama femenina de su Orden en la localidad. Para ello, animó a una pariente suya, doña Jerónima Enríquez, a constituirse en patrona de la nueva congregación, algo frecuente y necesario en las fundaciones de la época. El patrono era una persona con cierto poder adquisitivo, que brindaba auxilio económico y protección a la comunidad religiosa que se establecía, incluso facilitando inmuebles de su propiedad como residencia. De este modo, las seis religiosas, con Ana de la Encarnación a la cabeza, que inicialmente integraron esta primitiva comunidad carmelita, se establecieron el 9 de junio de 1595 en las casas de doña Jerónima en la calle de don Beltrán de la Cueva, próximas al convento masculino de San Miguel. Ana de la Encarnación era una noble de origen navarro, educada en la Corte. Había ingresado en Pastrana y conocido directamente a san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. Vino a esta fundación desde Sevilla, marchando a Granada posteriormente.

 

2.- Historia de la Comunidad

           El fuerte carácter de la patrona y su injerencia en la vida religiosa de sus protegidas, obligó a éstas a tomar una decisión difícil y arriesgada para la época: prescindir de su protección y salir de su casa. Su nueva morada, situada en la calle Cotrina, a las afueras de la ciudad, les acarrearía numerosos problemas, desde sucesivas inundaciones hasta un pleito, sin olvidar la dudosa moralidad del vecindario.

             Por todo ello, no es extraño el celo de la priora María de la Cruz en buscar una residencia adecuada, que encontraría en la Calle Montiel. Este lugar, tranquilo, pero a la vez en el corazón de la ciudad, les permitía recuperar la cercanía de la fundación original al lecho postrero del santo y les aseguraba una piadosa compañía de iglesias (San Pablo, San Millán) y conventos (carmelitas de San Miguel, mercedarios, dominicos de San Andrés y dominicas de La Coronada, los tres últimos hoy desaparecidos). Se trasladaron a unas primeras casas en esta vía en 1608, a las que irían anexionando otras, así como unas calles y parte de la muralla, cedidas por el Concejo, y construyendo, poco a poco, el que sería su actual monasterio.

             Otro de los problemas acuciantes a los que la insigne priora hubo de dar solución fue el de la búsqueda de un patronazgo adecuado para su comunidad. Lo encontraría en Catalina Serrano, viuda de un caballero de la Orden de Alcántara y oidor de la Audiencia de Granada, y su hija Catalina Mª de Mendoza. La madre, de origen giennense, andaba buscando capilla adecuada para trasladar los restos de su esposo. María de la Cruz les ofreció iglesia y patronazgo, lo que, unido a la vocación religiosa de la joven, las convertiría, además de en patronas, en carmelitas descalzas bajo los nombres de Catalina de la Stma. Trinidad y Catalina Mª de Jesús. El ingreso de las dos Catalinas supuso una notable inyección económica para el nuevo monasterio que se estaba construyendo. Y la presencia de la “niña Catalina”, fallecida en plena juventud, merced a los rigores penitenciales que se practicaba con la efusión y vehemencia propias de su edad, vendría también a ocupar un lugar especial en el corazón de sus hermanas. Sobre todo en el de su biógrafa, María de la Cuz, granadina que había formado parte del grupo llegado a Úbeda con Ana de la Encarnación. A pesar de su escasa fortuna, había conseguido ser admitida gracias a san Juan de la Cruz, prior en el Convento de Los Mártires, de quien había tomado su nombre en religión.

            María de la Cruz, además de todas las acciones comentadas en beneficio del asentamiento y futuro de la comunidad, fue una insigne escritora mística. Salvo la biografía de Catalina Mª de Jesús, el resto de sus escritos conservados forman parte del patrimonio documental del monasterio.

             Otras dos religiosas importantes en el siglo XVII serían las Venerables Gabriela Gertrudis deSan José y Juana de San Jerónimo, cuyos cuerpos incorruptos se veneran en clausura. La primera, también escritora, tuvo especial fama por las gracias y milagros que recibió. Especialmente el milagro de los tres claveles ofrendado al Cristo de la Caída, que permitió la vuelta del trigo a la necesitada comunidad. O el llanto del Niño Jesús “el Mamoncillo”, al prescindirse de su talla infantil en la procesión conventual del Corpus Christi.

                 También destacan las religiosas  escritoras de los siglos XVII-XVIII,  Catalina Mª de san José, Catalina Antonia de santa Teresa y Mª Manuela de la Encarnación. Igualmente, destacaron otros relevantes benefactores del monasterio como María de Molina, ubetense y azafata de Mª Teresa de Austria, reina de Francia y esposa de Luis XIV; doña Josefa Manuel, con casa solariega cerca de las monjas, y los marqueses de Santa Cruz.

3.- Iglesia y monasterio

            El monasterio que ha llegado a nuestros días posee una sencilla iglesia, que sigue el modelo de iglesia conventual española consagrado desde principios del siglo XVII. Consta de planta de cruz latina, de nave única con arcos-capillas, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y cúpula hemiesférica en el crucero. Abre a la plazuela, sencilla fachada con puerta de arco de medio punto jalonada por pilastras de orden toscano, que sostienen un entablamento. Éste soporta una hornacina con venera flanqueada de dobles pilastras lisas con frontón curvo y pináculos con bolas, de raigambre escurialense, uno a cada lado. La imagen de la Purísima Concepción en la hornacina suple a la destruida en la Guerra Civil. A ambos lados de la portada, sendos escudos del Carmelo Descalzo y, coronándola, la ventana del coro de los pies de la iglesia: rectangular, reenmarcada y con una vidriera de factura moderna inspirada en las Inmaculadas de Murillo. Remata el conjunto frontón triangular con óculo y cruz latina sobre la cúspide. Fue consagrada el 7 de octubre de 1673.

             En su interior aún se conserva el cuerpo central superior de su desaparecido retablo, obra de Diego de Alarcón y Mesa en el último cuarto del siglo XVII. También parte de las series de lienzos de escuela granadina dieciochesca con las vidas de san Juan de la Cruz y de santa Teresa de Jesús en los muros del Evangelio y la Epístola. Y los lienzos que decoran las bóvedas de la iglesia con santos y santas de la Orden, en un programa de exaltación de la misma, tanto en su antigüedad como en las dignidades eclesiásticas alcanzadas (San Alberto patriarca de Jerusalén, San Telesforo Papa, Santa Mª Magdalena de Pazzis, San Simón Stock, San Espiridión, Santa Eufrasia, San Dionisio Papa, San Juan patriarca de Jerusalén, San Andrés Corsino y San Gerardo). En los tímpanos del lado de la Epístola del crucero destacan dos lienzos, “El Incendio” y “La Tempestad”, alusivos a milagros de San Juan de la Cruz. El primero acaecido durante su estancia en el monasterio de La Peñuela (La Carolina) y el segundo en Úbeda, con posterioridad a la muerte del santo.

             El resto del monasterio ofrece al exterior tan sólo un macizo muro que testimonia su condición de castillo de Dios. Aparte del gran ventanal de la sacristía y la puerta que da acceso a locutorio, torno y puerta reglar, apenas un par de pequeños ventanucos lo horadan. En su interior, las diversas estancias se ordenan en torno a un claustro sencillo, reconstruido en 1687, de dos pisos, con arcos de medio punto sobre pilares, en los que basa y capitel son apenas un engrosamiento cuadrangular del fuste, y pisos cubiertos con labor de bovedilla o revoltones. En el patio destacan la fuente, una imagen de la Inmaculada, procedente del desaparecido colegio de Carmelitas de la Caridad de la ciudad, y un naranjo, de milagrosa fama, plantado, según la tradición, por la Venerable Gabriela. Posee también zona diferenciada para el noviciado, dos obradores de repostería y la antigua huerta o jardín.

4.- Comunidad y monasterio en la actualidad

            Actualmente, el Monasterio de la Purísima Concepción de Úbeda cuenta con diez religiosas, seis de ellas jóvenes. Todas, salvo una novicia, son profesas solemnes. A pesar de no ser tan numerosa como en otros tiempos, la comunidad mantiene el espíritu del Carmelo, compaginando la vida común, religiosa y espiritual, con el cuidado del convento, la elaboración de dulces artesanos y el cuidado de tres hermanas ancianas y enfermas.

             Para quien pretenda acercarse a la vida y espiritualidad de esta congregación, en el antiguo locutorio, puede visitarse una exposición permanente con parte del patrimonio conventual conservado. El visitante puede admirar su colección de orfebrería, con la Custodia donada por doña Josefa Manuel, así como de tallas de Niños Jesús, entre ellos “el de la Fundación o Mayoral” y “el Mamoncillo”, lienzos como los retratos de las Venerables Juana y Gabriela y otros elementos de ajuar litúrgico como el terno funerario de Felipe III, de la época de las Catalinas.

5.- Trabajo monástico

      A lo largo del siglo XX, las monjas han ejercido distintos trabajos y oficios, a tenor de los tiempos: fabricación de caramelos, cría y venta de huevos y animales, zurcidos y bordados… Hoy día tienen un obrador de repostería consolidado con una destacada carta de dulces; entre ellos: roscos de huevo o de anís, perrunas, pastas de coñac, empanadillas de cabello de ángel, magdalenas de coco, teresitas, petit-suisses, bizcochadas, bizcochos, hojaldres, tortas de manteca, azúcar o chocolate y brazo de gitano; a los que se suman, polvorones, mazapanes y pasteles de Gloria por Navidad y tortas de aceite, borrachuelos y hornazos en Semana Santa.