Clarisas de Granada (Monasterio de la Encarnación)

Clarisas de Granada (Monasterio de la Encarnación)

Orden a la que pertenece y carisma 

La Comunidad pertenece a la Orden de san Francisco de Asís y santa Clara. Somos Clarisas y nuestro carisma es: “SEGUIR A CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO EN POBREZA Y FRATERNIDAD.

Fundación de la Comunidad 

Los orígenes del monasterio granadino de la Encarnación, de franciscanas clarisas, se remontan a 1524, año en que doña Inés de Arias decidió fundar en sus casas del barrio de San Matías un cenobio femenino bajo la regla de Santa Clara. Esta primera fundación, que fue posible gracias a la intervención de Lorenzo Pucci, obispo de Palestrina, se puso bajo la advocación de Santa María. Pero, al igual que ocurriría con otras muchas fundaciones conventuales, aquellos primeros años debieron estar salpicados de dificultades, que se subsanaron en 1541 cuando la comunidad asistía a su refundación, gracias al arzobispo de Granada, don Gaspar de Ávalos. El prelado, siendo ya electo arzobispo de Santiago de Compostela, decidió dejar los asuntos bien dispuestos para la refundación, convocando a su hermana, Isabel de la Cruz, que había profesado en el convento de clarisas de San Antonio de Baeza, para que, junto a otras monjas, reformara el cenobio granadino. El padre La Chica refiere cómo llegaron las religiosas a Granada con ejemplar recogimiento «acompañadas de muchos nobles de aquella ciudad». Según el mismo autor, durante la celebración del concilio de Trento el arzobispo don Pedro Guerrero habría alabado la actitud de esta comunidad como paradigma «de la vida austera y religiosa». La referida Isabel de la Cruz quedó por prelada y fundadora, ostentando el cargo de cofundadora su prima sor Aldonza de Santa Marta.

Según cuentan los anales del monasterio, las monjas no debieron de pasar mucho tiempo en las casas del barrio de San Matías, donde nació la primera comunidad, pues gracias a las gestiones del arzobispo Ávalos consiguieron mudarse a la collación de los Santos Justo y Pastor, en la calle de San Jerónimo que se convirtió en una de las calles principales  de la Granada Moderna, al conectar la catedral con el monasterio jerónimo, situándose a lo largo de ella la Compañía de Jesús, los filipenses y los hermanos de San Juan de Dios a lo largo del tiempo. El clero de la iglesia de los Santos Justo y Pastor aceptó que las religiosas se instalaran en unas casas anexas a su parroquia y que se sirvieran del templo para el culto.

Historia de la Comunidad y del Monasterio 

Las religiosas se trasladaron a su nueva casa el 23 de febrero de 1542, mediante una procesión solemne en la que participó el propio arzobispo de pontifical y concurrió «todo lo lustroso de la ciudad». Los esfuerzos edificatorios  de la comunidad se centraron en la construcción de un magnífico claustro, aún en pie, que sirviera de centro de  las diferentes partes que integran el convento, algunas de las cuales conservan todavía elementos de la arquitectura doméstica nazarí y morisca, como capiteles, zapatas y alfarjes. Dicho claustro, realizado en el último tercio del XVI, es un patio rectangular rodeado de galerías superpuestas de arcos de medio punto, cinco en los lados mayores y cuatro en los menores, construidos en ladrillo y remarcados por alfices. Sostienen las arquerías columnas toscanas de mármol de sierra Elvira, que se complementan con collarino y generoso cimacio. Desde el lado norte y mirando al sur, a modo de solárium, se abre un tercer piso marcado por vanos carpaneles, cuyos alfices se disponen rítmicamente de dos en dos. En el flanco o ala este de las casas que constituyen el convento, quedó oculta parte de la muralla islámica de la ciudad.

No obstante, las religiosas no gozarían muchos años de la posesión de esta antigua iglesia, pues con la desamortización de Mendizábal pronto se vieron privadas de la misma y de su propio convento.

En 1835, la iglesia y el convento fueron vendidos a Nicolasa Zea, quien pretendía demolerlos para construir viviendas. Con todo, la piqueta tan solo se llevó por delante la iglesia, ya que, por razones aún no suficientemente conocidas, el derribo fue paralizado cuando apenas quedaba en pie una nave lateral. La propiedad fue sucesivamente vendida hasta recaer de nuevo en manos de la comunidad de religiosas. A su regreso al convento, la Comisión de Ornato del Ayuntamiento les instó, en 1842, a que construyeran una fachada para ocultar la única nave del templo que había sobrevivido. Las actuales obras de restauración de la fachada han recuperado esta serie de arcos que se encontraba oculta dentro del muro exterior.

No sería este el único obstáculo al que tendrían que hacer frente las religiosas, ya que en 1874 de nuevo tuvieron noticias de la Comisión de Ornato, que pretendía enajenar el convento para derribarlo parcialmente a fin de ensanchar la calle de San Jerónimo, lo que no se llevó a término, aunque sí se vieron obligadas a regularizar la fachada del edificio, dada la asimetría de sus vanos.

Sin su iglesia, las monjas debieron de habilitar algún espacio provisional para el culto. En  1902  una de las crujías orientales del convento, supuestamente el antiguo  refectorio, fue elegido por su dimensiones para transformarlo en capilla. Este nuevo espacio, de una sola nave y con ventanas de iluminación a calle Niños Luchando, se cubrió con una bóveda de medio cañón rebajada. A sus pies se construyó un coro alto, mientras que el presbiterio quedó enaltecido con la construcción de una falsa cúpula elipsoidal sobre pechinas. Preside el presbiterio una talla del Crucificado, de Diego de Siloé, junto a una imagen de san Francisco de Asís y otra de santa Clara, obra de Juan de Mora. En la nave de la iglesia hay también una imagen de santa Teresa y otra de san Benito que se deben a José Risueño y José de Mora respectivamente.  A la izquierda de la nave, tras una reja junto al altar mayor, se situó  el coro bajo, donde se encuentra una imagen de santa Clara atribuida a Alonso Cano.

Según cuentan las crónicas, en el remanso de paz de este monasterio ubicado en pleno centro de Granada, ha habido hermanas que han brillado por su santidad, pero carecemos de datos concretos.

La Comunidad en la actualidad 

En la actualidad esta comunidad consta de  once hermanas de edades  entre los 30 y los 93 años;  seis son procedentes de la India y cinco, españolas. Todas, dedicadas fundamentalmente a la oración y al recogimiento.

Trabajo monástico

El trabajo que realizamos para el sostenimiento de la comunidad es el de la pastelería-repostería monacal. Cabe destacar las magdalenas y bizcochos, los tocinillos de cielo y pastas de té. En la campaña de Navidad, los exquisitos alfajores nazaríes y el  mazapán junto a los tradicionales mantecados y polvorones de almendra. En Semana Santa, los roscos aceitones y empanadillas de cabello de ángel…

Clarisas de Villarrobledo

Clarisas de Villarrobledo

Orden a la que pertenece y su carisma

La Orden de Santa Clara acaba de celebrar recientementelos 800 años de fundación. Fue el día 18 de marzo del año 1212, que por entonces era Domingo de Ramos, cuando la joven Clara de Asís, con 18 años de edad, habiendo sido instruida por san Francisco, se fugó de su palacio para vivir el Evangelio siguiendo a Jesucristo en la más absoluta pobreza. Esa misma noche fue consagrada al Señor en la pequeña iglesia de Santa María de los Ángeles y conducida a un monasterio de benedictinas. Cuando el Señor le dio hermanas, se trasladó al Monasterio de San Damián.

El carisma de santa Clara es muy rico y ha dado a la Iglesia muchos frutos de santidad. La espiritualidad de nuestra santa madre queda reflejada en los pocos escritos que se conservan de ella: cinco cartas, la Regla (es la primera vez en la historia que una mujer escribe una regla y es aprobada por el papa), el Testamento y la Bendición. También disponemos del Proceso de Canonización, que recoge los testimonios de personas que la conocieron desde niña y convivieron con ella.

Cuando santa Clara llega al final de sus días escribe su Testamento, en él habla así del origen de su vocación: “El Altísimo Padre celestial se dignó iluminar mi corazón, para que a ejemplo de nuestro padre san Francisco hiciese yo penitencia”. Fue él su guía y ejemplo, quien la motivó a desposarse con Jesucristo pobre y crucificado, entregándose a Él con amor de esposa enamorada.

 

Fundación de la comunidad

Las clarisas se establecieron en Villarrobledo el 12 de mayo de 1614. Ese día tomaron posesión del monasterio tres clarisas venidas del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Alcázar de San Juan: sor María Bautista Tardío, de abadesa; sor Quiteria de San Bernardo Cervantes, como vicaria y maestra de novicias; y sor María de la Concepción Ortiz, como vicaria de coro y tornera, que junto a las dos hijas de los fundadores (sor María de la Asunción y sor Catalina de Jesús), fueron las cinco fundadoras de este monasterio, cuyo titular es San Juan de la Penitencia.Pronto el monasterio fue bendecido por numerosas y buenas vocaciones.

Recientemente hemos celebrado los 400 años defundación de nuestro monasterio. Por ello hemos editado un libro escrito por 11 colaboradores titulado: “Las clarisas de Villarrobledo: Historia, vida y arte. 1614-2015”.

Los fundadores de este monasterio fueron D. Juan Cano Moragón (regidor de la villa y familiar del Santo Oficio) y su esposa Dña. Ana Ruiz de Palomera, quienes donaron toda su hacienda para dicha fundación. D. Juan murió el año 1602, sin ver cumplido su deseo. Así que la encargada de tramitar y llevar a efecto la fundación, fue Dña. Ana. Su esposo dejaba constar en el testamento que el monasterio fuese de padres carmelitas. Cuando Dña. Ana pidió licencia al Ayuntamiento para dicha fundación, le fue denegada por la oposición de algunos concejales y de los franciscanos presentes en Villarrobledo, cuyo convento todavía estaba en proceso de construcción. La fundadora tuvo que esperar varios años. Su constancia por llevar a efecto la fundación consiguió que, al fin, se obtuviera autorización para un monasterio de monjas clarisas, tal como aparece reflejado en la escritura de fundación realizada a 9 de febrero de 1606. El arzobispo de Toledo, D. Bernardo Sandoval y Rojas, otorgó su licencia para la edificación del monasterio el 2 de junio de 1607.

 

Edificio. Aspectos destacables de su historia y arte

El edificio está en un excelente estado de conservación, pues a lo largo del tiempo ha sido objeto de  diversas reformas. La más reciente e importante comenzó en 1999 y duró seis años. Se restauró toda la cubierta del monasterio, el interior de la iglesia y el patio central, pues se encontraba todo en un estado ruinoso.

En 1936 pudo salvarse una parte importante del patrimonio artístico del monasterio porque se escondió oportunamente; sus piezas aparecen comentadas en el libro anteriormente citado.

Podemos hacer una mención especial de algunas piezas de escultura, pintura, orfebrería y textil:

– El Niño Esposo, preciosa escultura donada por la fundadora a la comunidad, era conocido en la época de la fundación como “el Niño de las moragonas”. Es tradición que lleve el anillo de la monja el día que hace su profesión religiosa.

Las estatuas orantes de los fundadores, esculpidas en piedra por Pedro Martínez Mendizábal en 1625. En 1936 fueron decapitadas, al arrojarlas desde las ornacinas donde se encontraban a ambos lados del altar.

– Un precioso lienzo anónimo del siglo XVIII, atribuido a Conrado Quiaquinto, “El taller de Nazaret” de 1, 78 x 0,70 cm.

Un cáliz de plata sobredorada con esmaltes, donado por la fundadora y un copón de plata  de la misma época.

Dos custodias de plata: La que sor Josefa de la Presentación donó cuando ingresó al monasterio en 1704, y que es una pieza importante de la orfebrería española, junto a la que donó en 1940 Dña. Pilar Millán Astray de época posterior.

Las telas frontales de los antiguos altareslaterales de la iglesia que se engalanaba los días de fiesta,  del siglo XVIII, manufactura de la Real Fábrica de Talavera de la Reina.

Varias piezas de altar del siglo XVIII bordadas por las propias hermanas de comunidad.

 

Breve Historia de la comunidad

Esta comunidad, a lo largo de sus cuatro siglos de historia, ha sido muy celosa por escribir la historia del monasterio y la vida de las hermanas que vivieron en él con fama de santidad. Antes de 1936 había un pesado arcón lleno de documentos antiguos.

Cuando, antes de 1740, el padre Pablo Manuel Ortega (OFM) pasó por el monasterio para recoger información sobre las religiosas que habían vivido en el monasterio con fama de santidad, se encontró con gran cantidad de material, escrito en cuadernillos por las  hermanas que convivieron con ellas o por sus confesores. Este padre dejó plasmada en su Crónica de la Seráfica Provincia de Cartagena la reseña de 13 religiosas de nuestra comunidad. Era el monasterio que más monjas de vida canonizable tenía en toda la demarcación de la Provincia, que por entonces abarcaba casi ¼ del territorio español. Estas biografías han sido publicadas en el libro que acabamos de editar.

Las más destacadas, a las que el Cronista dedica un mayor número de páginas son:

– Sor Mª de San Antonio, primera novicia que ingresó en el monasterio tres meses después de la fundación. Llegó a ser abadesa en dos ocasiones y gozaba de carismas extraordinarios como el don de profecía y ver las almas del purgatorio. Falleció en 1664.

– Sor Inés de san Gabriel, que murió en 1631 con tan solo 24 años. Dejó un ejemplo inolvidable a las religiosas no solo por su vida de heroica virtud, sino especialmente por el modo admirable con que sufrió terribles tormentos antes de morir.

– Sor Catalina de San Esteban fallecida en 1660. Sus heroicas virtudes fueron recogidas en varios cuadernos por una hermana de comunidad, muy confidente suya, a petición de los prelados de la Orden Franciscana.

Cuando en 1751, el padre de La Cavallería escribe la historia de Villarrobledo, hace constancia de la gran fama de santidad de las clarisas de Villarrobledo.

 

La comunidad en la actualidad 

Esta comunidad ha sido siempre relativamente numerosa. El padre Ortega hace constar que había por entonces 40 hermanas. Pero luego el número ha ido descendiendo, manteniéndose en 20, variando según las épocas.

La carencia de vocaciones se está haciendo notar. Actualmente somos siete hermanas de votos solemnes y dos postulantes.

Desde hace poco más de una década, nuestra iglesia es lugar de peregrinación, debido a una aparición de la Virgen María a una religiosa de esta comunidad. Hace casi 200 años que sor Rosalía, natural de Zaragoza, vio que el tejo plano y sin brillo que cubría el cántaro de su celda, presentaba un relieve de la Virgen con el Niño en sus brazos. Pidió que fuera sacada en rogativas ante la inminente pérdida de las cosechas y, como éstas se salvaron, fue confeccionada una urna para la teja donde había aparecido la Virgen. Con el paso de los años va creciendo en volumen y definición tanto la imagen como el rostro de la Virgen. La misma teja va desprendiendo el barniz que le da lustre y los pigmentos de las facciones de la cara de Madre e Hijo. Desde que en 2004 un equipo de especialistas sometió la teja a rigurosos análisis y publicaron por Internet y Radio Nacional los resultados, muchas personas comenzaron a venir desde diferentes lugares a nuestra iglesia, obrando la Virgen verdaderos prodigios de curaciones milagrosas.

Trabajo monástico 

La confección de escapularios es el trabajo de comunidad desde hace más de 50 años. Además, realizamos por encargo: corporales y purificadores, trípticos, iconos, crucifijos de san Damián y tejidos confeccionados a mano con hilos de colores.

 

Para más información remitimos a nuestro blog en clarisas-villarrobledo.blogspot.com.es/

 

 

 

 

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Monasterio de Monjas Dominicas de Santo Domingo el Real de Segovia

Monasterio de Monjas Dominicas de Santo Domingo el Real de Segovia

Orden a la que pertenecen y su carisma

Son Monjas Dominicas, que pertenecen a la Orden de Predicadores, “que fue instituida específicamente desde el principio para la predicación y la salvación de las almas”.  Dentro de la familia dominicana las Monjas participan  del carisma de Santo Domingo y de la misión de la Orden desde una vida contemplativa  “haciendo de nuestra  existencia un continuo y acogedor encuentro con la Palabra que será predicada”. Viviendo  en el corazón de la “Santa predicación” y esto se realiza especialmente a través de la intercesión, y la experiencia de esa Palabra vivida en el silencio y en la comunión fraterna.

 

Fundación de la comunidad

Durante la segunda mitad del siglo XIII se asentó en Segovia una comunidad de monjas dominicas que fundó el monasterio de Santo Domingo. Este monasterio se levantó extramuros, junto al inicio del tramo urbano del acueducto y en una zona llena de rastrojos, le valió desde temprano el apelativo de Santo Domingo de los Barbechos. La fundación podría situarse entre 1261 y 1284.

Dada la precariedad del monasterio y un hundimiento ocurrido a principios del siglo XVI la comunidad recibe la autorización del provincial de su orden para trasladarse a otro lugar más adecuado. Compraron a Juan Arias de la Hoz una casa dentro de la zona amurallada, situada entre las iglesias de San Quirce y la Santísima Trinidad. En el Torreón y fortaleza de Hércules. Poco después la comunidad se trasladó hasta el nuevo edificio, colocado también bajo la advocación de Santo Domingo, “al mudarse aquel convento al monasterio en que ahora viven, que fue del año de 1513, se perdieron muchas escrituras”.

 

Edificio

El convento de Monjas Dominicas de Santo Domingo ocupa uno de los edificios civiles más antiguos e interesantes de la ciudad, cuya función primigenia fue la de fortaleza. Su señorial Torre de Hércules data del s. XI.

La iglesia actual  con entrada  frente a la iglesia de la Santísima Trinidad, es de  gran sobriedad, pero muy acorde con la estética del momento, ese primer barroco castellano bien representado por el arquitecto local Pedro de Brizuela. En la nave de la iglesia queda un buen retablo dorado y policromado, del siglo XVI, que tal vez fuera el mayor antes del actual barroco.

 

Historia breve de la comunidad

Tras  estos  siglos, se vislumbra  tiempos de gran esplendor y crecimiento y otros de epidemia, peste, desamortización, guerra civil y crisis de fe. Pero la vida sigue…y en ella la experiencia de Dios. Generaciones de hermanas han encontrado en la oración la presencia inconfundible de Dios, han sido confortadas por el Cuerpo y Sangre de Jesucristo y el bálsamo de su Palabra, han sentido la paz de su perdón y el gozo de la convivencia, han visto su rostro en las necesidades de los pobres y en el amor de sus cercanos, han experimentado las pobrezas de su ser y las capacidades recibidas y al final en el ocaso de la vida se han acercado definitivamente al encuentro del Resucitado.

La comunidad en la actualidad

En el año 2016 en que la Orden Dominicana celebraba el Jubileo de los 800 años de su aprobación, la comunidad estaba formada por seis hermanas que queremos vivir con ardor esta experiencia de fe reflejo de lo que Santo Domingo de Guzmán vivió  en la Cueva de Segovia donde suena el eco de su oración y su ofrenda y como él ser signo particular del misterio de redención, seguir de cerca a Cristo y vivir la intercesión por todos nuestros contemporáneos.

Ponemos especial empeño compartir la liturgia diaria, festiva y siempre participada;  para “contemplar y dar lo contemplado”:

  • Laudes: 8h
  • Eucaristía: 19h y a continuación canto de Vísperas (los sábados Canto Gregoriano)
  • Completas: 22h.
  • Y todos los sábados un encuentro de oración Silenciosa  a las 20,15h.

Trabajo monástico

Heredando las técnicas de policromía del renacimiento español realizamos la reproducción de figuras religiosas artesanales y encuadernación manual de libros.

Pueden consultar nuestra página web en www.dominicas-segovia.dominicos.org/

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